| | | | | | | | | | | En "Isabel íntima" el periodista José María Zavala recopila toda la documentación sobre su proceso de beatificación. | | | | | | Advierten ya de que es el libro definitivo sobre Isabel la Católica. Y a buen seguro que va a desatar una fuerte polémica. El periodista José María Zavala ha logrado rescatar por primera vez en Isabel íntima (Editorial Planeta), a la venta desde este mismo martes, toda la documentación inédita sobre el proceso de beatificación de la mujer y reina más célebre de la Historia de España. El arsenal de documentos exhumados por Zavala ha dormido durante más de cuarenta años en los polvorientos sótanos del Vaticano, desde que se presentó a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma, el 18 de noviembre de 1972. Previamente se requirieron doce largos e interminables años de investigación, desde 1958 hasta 1970, para examinar más de 100.000 documentos, de los que finalmente se escogieron 3.160 repartidos en 27 tomos, el primero de ellos con dos volúmenes. ¿Y qué se recoge en semejante avalancha documental que Zavala, con su hábil pluma, convierte en un relato riguroso y trepidante? No es nuestra intención destripar el libro, sino indicar algunos temas que siguen suscitando hoy día enorme controversia, hasta el punto de alimentar una especie de "leyenda negra" contra Isabel la Católica: desde la Inquisición y el Descubrimiento y evangelización de América, hasta la reconquista del reino de Granada o la expulsión de los judíos. Precisamente sobre este último asunto, Zavala desmonta con su coraza documental tal vez el mayor obstáculo para la beatificación de la reina Isabel, demostrando que en la expulsión no hubo motivo alguno racista o antisemita; sencillamente porque el racismo como tal no existía entonces, sino que es un fenómeno actual. Tampoco existió un móvil de codicia de riquezas, pues para la Corona la medida fue más bien antieconómica. No se trató ni tan siquiera de una persecución contra el judaísmo, sino todo lo contrario: la religión hebrea estuvo protegida por las leyes y gozó incluso del favor de la reina. Ni mucho menos se intentó imponer un credo único en España, dado que no se expulsó a los mahometanos. El credo único era ya un hecho sancionado por las leyes en la inmensa mayoría del pueblo. Tampoco debe perderse de vista, como advierte Zavala, que la comunidad judía residía en España por un favor especial de los reyes, considerándose así como "extranjeros tolerados". Su propio estatuto podía acarrearles, en caso de incumplimiento, la pérdida o suspensión del permiso, a modo de pasaporte actual, sin que ello representase injuria alguna. Existía de ese modo un cuasicontrato, cuya flagrante violación facultaba a los reyes para verse libres de su compromiso con los judíos residentes en España. La propia Universidad de París escribió a los Reyes Católicos, al año siguiente de la publicación del decreto de expulsión, el 29 de septiembre de 1493, felicitándoles por la medida. Y años después, el mismo foro académico recordó a Carlos V esta gran lección de sus abuelos los Reyes Católicos, poniéndoles como modelo frente a los judíos falsamente convertidos. Sin ir más lejos, la Santa Sede aplaudió también la polémica medida en la bula del PapaAlejandro VI, entre cuyos relatores figuraban los cardenales Caraffa de Nápoles, Costa de Lisboa y Piccolomini de Siena. Hasta aquí, el "aperitivo" de este libro que, como ven, promete no dejar a nadie indiferente…
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